Primer Congreso Virtual de Ciencias Morfológicas

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Investigaciones de Santiago Ramón y Cajal sobre el cólera.

Dayron Martín Prieto y Jessica Castellanos Labarcena.
jhyFacultad de Biología, Universidad de La Habana, Cuba

RESUMEN

Santiago Ramón y Cajal fijó su atención durante algunos meses, en la epidemia de cólera que se desató en Valencia, España, en el año 1885. Estudió la morfología del agente infeccioso, identificado ahora como Vibrio cholerae. Realizó experimentos en los que inoculó cultivos del germen en conejillos de indias para caracterizar las etapas de la enfermedad. No detectó el V. cholerae en muestras de sangre y de fluido serofibrinoso del intestino delgado de las unidades experimentales con síntomas coleriformes. Con este resultado argumentó la no existencia del cólera experimental. Por esta razón criticó la primera vacuna diseñada contra la enfermedad, plasmando que era necesario encontrar un modelo animal que la contrajera, para ensayar los diferentes niveles de atenuación del cultivo del germen y caracterizar sus efectos, en aras de hacer una vacuna eficaz.

INTRODUCCIÓN

Santiago Ramón y Cajal alcanza el título de Doctor en Medicina a la edad de 25 años en Madrid, España. Allí entra en contacto con la histología a través de uno de sus profesores, Maestre de San Juan. Aquí despierta su interés por el estudio de lo microscópico y de ahí en adelante va a dedicar gran parte de su vida a estudiar los seres vivos a nivel celular.
En enero de 1884 Ramón y Cajal comienza a trabajar en la Universidad de Valencia, como catedrático de Anatomía. En 1885 se desencadenó una epidemia de cólera en la región valenciana que luego se extendió a otras partes de España [1]. El año anterior, el médico y bacteriólogo español, Jaime Ferrán, diseña la primera vacuna contra el cólera, que consistía en inocular de manera subcutánea el V. cholerae atenuado. Al estallar la epidemia de cólera en Valencia, 1885, Ferrán es llamado a esta región y emprende una campaña de vacunación sobre 50 mil personas, en la comunidad de Alcira, y otros lugares [1]. Esta fue exitosa, pero se desató una violenta polémica en su contra, provocando que el gobierno la prohibiera [2].

Cajal forma parte de una comisión para dar dictamen acerca de la enfermedad reinante en Valencia y del valor científico de las inoculaciones Ferrán. El mismo, se compromete a estudiar a fondo el tema que le es encomendado y en publicar una Memoria con el resultado de sus observaciones y trabajos experimentales [3].
En noviembre de 1885, antes de publicar la Memoria, Cajal le envía una carta a quien fuese su amigo, el propio Jaime Ferrán. En esta misiva, él expone sus conclusiones sobre los primeros trabajos en relación al cólera y también deja plasmado su posición e ideas preventivas frente a las primeras campañas de vacunación anticolérica.

DESARROLLO

Santiago Ramón y Cajal, no encontró el “cólera experimental”. Este resultado lo expuso primeramente en la carta que envió a Jaime Ferrán y luego en la Memoria titulada “Estudios sobre el microbio vírgula del cólera y las inoculaciones profilácticas”.
Tras repetidas inyecciones subcutáneas de cultivos vivos del bacilo causante del cólera, en los conejillos de indias (Cavia porcellus o coballas), solo obtuvo cierta resistencia ante nuevas inoculaciones cada vez más ricas en gérmenes, pero solo en el lugar de las inyecciones. Estas observaciones le llevaron a la conclusión de que la vacuna propugnada por Ferrán era de poca eficacia [1].
En un fragmento de la carta enviada a Ferrán [3], Ramón y Cajal hace referencia a algunos de sus resultados que se citan a continuación:
“Adjunto le remito un trabajo sobre el cólera. Por él verá Vd. que he  tenido poca suerte en mis pesquisas. De ellas resulta que no existe cólera experimental, pues he llegado a inyectar sin resultado 5 centi. cub. de cultivo puro  de vírgulas  en  el  conejillo  indiano  (inyección  duodenal). Y cuando  se han presentado síntomas coleriformes,  he hallado siempre en la sangre y en el exudado serofibrinoso del intestino delgado un bacilo recto, que yo estimaría mucho mejor como responsable de  los efectos. Estos accidentes se presentan además con extrema rareza, en términos que en más de 30 experiencias de  inyección duodenal, sólo  lo he visto 4 a 6 veces”.
En la Memoria publicó también, su demostración acerca de la posibilidad de vacunar eficazmente empleando inoculaciones hipodérmicas de cultivos del vírgula, muertos por el calor. Así, Cajal introdujo por primera vez en la historia de la Medicina, el concepto de vacuna química al no emplear gérmenes vivos. Sin embargo la prioridad de la vacunación química ha sido adjudicada a los bacteriólogos norteamericanos Salmon y Smith, quienes la describieron un año más tarde, en 1886 [1].
En lo relativo a la forma del virión, Cajal plantea en la carta enviada a Ferrán que no había sido afortunado. A continuación se cita un fragmento de la misma:
“No he sido más afortunado en lo relativo a la morfología. He visto los muriformes, pero  no me han  parecido cuerpos vivos: crecen con la putrefacción, crecen aun después de ebullición prolongada y aparecen en caldos con bilis en putrefacción (sin vírgulas) a  los  12 días  de conservación  del líquido en parage fresco. Un análisis profundo del muriforme con mi  objetivo  18  Zeiss  XX,  no  me  ha  permitido descubrir la menor huella de estructura protoplasmática antes bien, una arquitectura que recuerda las aglomeraciones  de uratos  en la orina.
Sin embargo, más adelante al escribir la Memoria, describe la morfología del germen con una forma arqueada o de comilla, rectilínea, en forma de S, de cadenetas o trenes de comas y finalmente, rara vez con estructura espirilar [3].
En cuanto al cólera experimental que Ramón y Cajal asevera no existir, ya  otros autores, habían expuesto resultados similares, entre ellos, Klein y van Ermengen [3].
Robert Koch había identificado el germen en el intestino delgado de los coléricos fallecidos en la epidemia de Egipto en 1883. Al año siguiente, confirmaría su hallazgo en el intestino y heces de los fallecidos, por la misma causa, en Calcuta, India, y demostraría el papel vector de las aguas contaminadas con heces fecales. Al germen se le llamó vibrión de Koch, bacilo coma o vibrión de cólera. Experimentos posteriores le permitieron comprobar que no podía provocarse el cólera experimental en conejos, perros y monos [4].
Cajal nunca hubiera encontrado el cólera experimental, porque no existe. Los humanos son los únicos que pueden contraer la enfermedad.
En el trabajo experimental de Jaime Ferrán acerca del efecto de las inoculaciones en las personas, este verificó la inocuidad de la vía parenteral, anotando la aparición de unos trastornos generales, que desaparecían cuando, transcurridos ocho días, se  insistía en  la  inyección [3]. A pesar de esto Ramón y Cajal declara que sin la capacidad de provocar el cólera experimental la instauración de la vacuna era precipitada. Este planteamiento es correcto, ya que hoy en día, para validar una vacuna, primero debe evaluarse en una serie de estudios preclínicos en modelos animales, antes de ser probada en humanos.
Actualmente están en el mercado dos vacunas contra el cólera. Una con la bacteria muerta y la otra con el germen atenuado. Solo proveen un grado moderado de protección por un período de seis meses.

CONCLUSIONES

Santiago Ramón y Cajal fue fiel a sus conocimientos de Medicina al declarar como poco eficaz el procedimiento de vacunación de Jaime Ferrán, teniendo en cuenta que este no fue sometido a una fase preclínica para optimizarlo en un modelo animal. Sus investigaciones fueron exitosas al descubrir la vacunación química, aunque no se le adjudique tal resultado. Cajal realizó una investigación exhaustiva de este tema de Bacteriología, a pesar de no ser su especialidad, y arribó a importantes conclusiones que coincidieron con las de grandes bacteriólogos de la época.
Al Cajal escribirle la carta a Ferrán no habían concluido sus estudios sobre la morfología del bacilo causante del cólera, pero al publicar la Memoria si hace una descripción detallada de la forma del virión.

BIBLIOGRAFÍA

1. Junquera, S. (2002): Contribución de Santiago Ramón y Cajal a la patología. REV ESP PATOL. (35): 77-88.
2. P, Faus Sevilla: El cólera de 1885 en Valencia y la vacunación Ferrán, en Medicina y Sociedad en la España del s. XIX, Madrid 1964, 285-486.
3. Cid, F. Félix, C. Teresa, P. (1982): Sobre la problemática científica del cólera: Una carta inédita de Santiago Ramón y Cajal a Jaume Ferrán. Acta Hispánica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam (2): 373-386.
4. Koch, R. (1884), Ueber die Cholerabakterien, Deutsche Medicinische Wochenschrift. (445): 725-728.
                                                                                                     

 


 

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